"Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro
al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del Amor Misericordioso de Nuestro Salvador"
Beato Juan Pablo II, 22 de septiembre de 1986.
El corazón representa la sede de los afectos y sentimientos. Las Sagradas Escrituras revelan el amor infinito de Dios que nos creó a sus imagen, capaces de amar.
Jesús confirmó el Mandamiento principal de Dios: "amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. (Marcos 12,30).
El pecado endurece el corazón y permite al espíritu maligno apartarnos del amor. Por eso Dios prometió: "Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne" (Ez 36,26).
Tanto amó Dios al mundo que envió a su único Hijo. El nos amó y nos ama con un corazón humano que revela el infinito amor de Dios. El corazón traspasado de Jesús en la cruz revela su amor que es el amor del Padre.
A través de los siglos Jesús y María Santísima han revelado sus corazones a numerosos santos. Sus vidas y los mensajes que recibieron de Jesús y de María nos permiten adentrarnos en el misterio del amor de los corazones.
Tomado de http://www.corazones.org
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